La lipoescultura es una técnica de medicina estética que se utiliza para eliminar grasa localizada en puntos muy concretos. Para llevar a cabo esta técnica se pueden utilizar métodos quirúrgicos o no quirúrgicos. La lipoescultura quirúrgica es un tipo de liposucción. Se utilizan las mismas cánulas que absorben la grasa en ambos procesos, pero en el caso de la lipoescultura se aspira también la grasa más superficial, lo que ayuda a evitar los descolgamientos de piel sobrante. Al ser una técnica quirúrgica el paciente debe de pasar unas pruebas previas y es atendido en un quirófano por un médico especializado, normalmente un cirujano plástico.
Hoy, la lipoescultura quirúrgica no suele precisar de ingreso y el paciente tan solo está unas horas en clínica tras la intervención, pudiendo irse a su casa bajo control médico y con las indicaciones claras de qué debe de hacer para que todo quede perfectamente. La anestesia es local aunque es frecuente que el paciente sea sedado para que todo sea mucho más sencillo y evitar nervios. Gracias a evitar la anestesia general y el ingreso, este tipo de intervenciones son ahora más seguras y también más económicas.
La lipoescultura no quirúrgica es el nombre bajo el que se recogen a ciertas prácticas de estética avanzada indicadas para eliminar grasa localizada como la mesoterapia o la cavitación. Este tipo de técnicas, aunque suelen estar supervisadas por un médico, pueden ser realizadas por personal especializado que no tiene por qué estar licenciado en medicina o en enfermería. Profesionales de las clínicas estéticas pueden estar habilitados para estos tratamientos.
La ventaja de la lipoescultura no quirúrgica es que no tiene proceso de recuperación, pero en su contra está el hecho de que es un procedimiento mucho más lento y que no siempre consigue los resultados del paso por el quirófano. Evidentemente, tampoco tiene los riesgos de una intervención por sencilla y segura que esta sea.
Normalmente, cuando la grasa localizada es muy poca se aconseja al paciente el uso de prácticas no quirúrgicas, pero cuando hay bastante grasa acumulada, hay que tratar varias zonas o se quieren resultados rápidos, el paso por el quirófano es lo más adecuado. En cualquier caso, no se sale de una intervención de liposucción con un cuerpo nuevo, sino que el proceso de cambio tarda incluso varios meses en verse en su totalidad ya que los tejidos deben de asentarse y reafirmarse.