¿Menos saludables que las frescas?, ¿adulteradas con aditivos y conservantes artificiales? Las verduras congeladas han derribado numerosos mitos y creencias erróneas que lastraban su rendimiento comercial. Hoy los guisantes, espinacas, coliflores y brócolis figuran entre las más demandadas del mercado, de acuerdo con la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados.
Por su popularidad, los guisantes rara vez faltan en el catálogo de cualquier Proveedor de verduras congeladas para hosteleria. Las semillas de esta planta herbácea son particularmente frágiles a los cambios de temperatura, y por ello se comercializan congeladas, estado que no supone una pérdida de nutrientes, minerales o hidratos de carbono, muy abundantes en estos vegetales, sin mencionar sus aportes de vitamina K.
Presente en multitud de recetas, el brócoli es otro de los superventas de la sección de congelados en supermercados. Las personas con diabetes o problemas de obesidad reconocen este producto un aliado, por su escaso valor calórico y la alta proporción de agua en su composición, cercana al 90 por ciento. Gracias a su contenido en betacaronetos, está considerado como un alimento anticancerígeno.
Desde hierro, calcio y potasio hasta magnesio, folato y vitaminas A y C: las espinacas no tienen nada que envidiar a los anteriores vegetales. De hecho, congeladas aportan un plus de nutrientes, pues en estado fresco pierden rápidamente sus cantidades de folatos y antioxidantes. Por su contenido en estos últimos componentes, el consumo de espinaca está indicada para numerosas dolencias.
Como sucede con el brócoli, el agua está presente en las nueve décimas partes de la coliflor, razón por la que es una de las verduras más hidratantes, beneficioso para quienes desean perder peso sin renunciar a un estilo de vida saludable. Una vez más, la congelación y ultracongelación no supone una disminución de los aportes en nutrientes y minerales como el calcio o el potasio.