Las personas que sufren Alzheimer, sobre todo aquellas que están en una fase inicial, pueden beneficiarse mucho del ejercicio físico tanto para mantener en forma su cuerpo como su mente. Evidentemente, este ejercicio debe de ser adaptado a sus necesidades ya que algunas de estas personas son dependientes y no tienen capacidad para poder realizar una actividad normal.
En centros especializados como el Centro de dia Reina Sofía se imparten actividades especialmente pensadas para este tipo de personas, como por ejemplo la gerontogimnasia. Se trata de gimnasia adaptada a personas de la tercera edad con especiales características.
Los ejercicios que se realizan son sencillos, están adaptados a los problemas que pueden presentar estas personas y su principal misión es intentar mejorar la capacidad motriz del enfermo. Por ejemplo, que aquellos que caminan con dificultad puedan continuar dando sus paseos durante más tiempo, retrasando al máximo el que tengan que acabar en una silla de ruedas.
Trabajar el equilibro es muy importante en estas personas. Los ancianos suelen tener problemas de equilibrio y se caen con facilidad. Estas caídas traen consecuencias graves, como rupturas de huesos que les obligan a estar encamados o en silla de ruedas durante un tiempo. Lo que en una persona joven es algo circunstancial, en ellos puede acabar siendo algo permanente de lo que no se recuperen. No solo por el problema físico que presentan, sino porque para alguien con un deterioro cognitivo estar en un hospital o encamado durante un tiempo puede llevar a un avance de la enfermedad.
Los trabajos en piscina suelen dar muy buenos resultados con aquellas personas que todavía tienen una cierta movilidad pero a las que les cuesta mucho hacer gimnasia fuera del agua. Dentro del agua les resulta más sencillo moverse y muchas veces lo perciben como algo más lúdico.
Lo mismo ocurre con los ejercicios en el exterior. Un pequeño paseo por el jardín puede ser para ellos mucho más entretenido que una sesión de ejercicio en el gimnasio y les puede reportar más beneficios para el cuerpo y para la mente.
Todos los ejercicios que se proponen a estas personas tienen que estar muy estudiados y pensados para ellos. Como cada enfermo tiene una evaluación personal, se puede decidir en cada caso qué tipo de ejercicios pueden y no pueden realizar, para evitar forzarles demasiado o causarles alguna lesión que pueda dañarles.