LA CARAVANA, SEGUNDA RESIDENCIA

Desde que ha terminado la pandemia mucha gente ha estado buscando caravanas usadas para poder reformar, ya que es una forma de viajar sin tener que tener demasiado contacto con otras personas. Mucha gente se ha vuelto un poco reservada desde que terminó la pandemia y me parece algo relativamente normal pero por lo que parece que puedo ver por la calle la cosa ya va mejorando hacia cómo eran las cosas antes de que esta pandemia llegase para trastocar nuestras vidas durante unos años.

Personalmente siempre me han gustado las caravanas, y he tenido la suerte de poder dormir en una de ellas varias veces cuando voy de visita al pueblo de uno de mis compañeros de clase del colegio. Su casa no tiene dormitorios suficientes para acoger a un invitado, así que usa su caravana antigua como la habitación de invitados. El pueblo de mi amigo está en la montaña y cuando se va el sol las temperaturas caen bastante pero no os creáis que paso frío en la caravana para nada, es más , siempre he dormido bastante caliente y en un par de ocasiones incluso me he tenido que salir del saco de dormir del calor que tenía. Esta caravana de mi amigo ya no es una caravana nueva pero a mi me sirve perfectamente para poder dormir sin que nadie me moleste, ya que si duermo en la caravana nadie viene a molestar hasta que me levante. Y como la caravana no está al lado de la casa de mi amigo nunca oigo nada de lo que pasa en la casa, eso es un punto a favor de las visitas a mi amigo. Dormir en los pueblos me parece de las mejores experiencias, ya que allí no hay coches que te molesten cuando duermes, a lo sumo hay algún perro que de vez en cuando ladra pero poco más. Y esto mismo he experimentado en otras aldeas como la mía en la que tampoco escuchas nada porque la carretera no pasa por allí.