El refrán «más vale prevenir que curar» es aplicable a la salud canina tanto como a la del ser humano. Estos animales viven expuestos a los problemas médicos, las enfermedades víricas y otras amenazas. La mejor forma de proteger a la mascota es acudir a las revisiones veterinarias del centro o clínica de confianza. No hay medida más eficaz para salvaguardar la salud para tu perro.
Los chequeos veterinarios, como los dentales, tienden a infravalorarse y posponerse de manera indefinida, decisión que tiene un alto coste a largo plazo: menor bienestar para la mascota, mayor gasto en tratamientos médicos.
Con una periodicidad anual, estas revisiones permiten evaluar el estado de la piel, la dentadura, el oído, el corazón y otros órganos vitales. Se trata de un proceso indoloro, capaz de detectar lesiones y enfermedades ocultas o en un estado temprano de su desarrollo.
En concreto, estos chequeos permiten diagnosticar patologías como la diabetes, los problemas cardíacos, el cáncer o las enfermedades renales, entre otras dolencias. Un porcentaje significativo de ellas está relacionada con una mala alimentación, y por ello estas revisiones son útiles para recibir asesoramiento nutricional y confeccionar una dieta adaptada a las necesidades del can, en función de su edad, raza o salud general.
La malnutrición, el sobrepeso canino y otros problemas alimentarios están en el punto de mira de los especialistas en medicina veterinaria. Como parte del reconocimiento anual, estos profesionales analizan si el peso de la mascota es saludable.
Otro beneficio del chequeo en clínicas veterinarias es actualizar la cartilla de vacunación. Los perros son vulnerables al moquillo, la rabia, la parvovirosis o la hepatitis vírica canina, y la única forma de ayudarles a combatir estas patologías es suministrarles la vacuna correspondiente en el momento adecuado. De lo contrario, la salud y calidad de vida de la mascota estarían en riesgo.