En entornos domésticos y comerciales, el parasol o quitasol es un accesorio útil para resguardarse de la radiación solar, ofreciendo también protección frente al viento y la lluvia ocasional. Su diseño adopta formas y acabados diversos: circular, cuadrado, octogonal y rectangular.
En concreto, el parasol rectangular es un diseño común en unidades de mástil orientable y fijo. Estos últimos forman parte de la gama más económica y se fabrican en madera y aluminio, principalmente. Gracias a su forma rectangular, este tipo de parasol maximiza el aprovechamiento del espacio, siendo una solución compatible con terrazas y espacios pequeños.
A diferencia del parasol de mástil fijo, el excéntrico se instala en uno de los flancos de la mesa, en lugar de hacerlo en su mismo centro. Su mástil está diseñado para orientarse y ajustarse en la posición que se desee. Esta característica da mucho juego a la hora de organizar el mobiliario y los accesorios de la terraza. Se fabrican usualmente en formas cuadradas y circulares, aunque pueden encontrarse en formado de rectángulo.
Otro de los tipos de parasol es el orientable, así denominado porque su mástil no permanece en una posición fija, sino que puede regularse por medio de una rótula. Esta pieza se sitúa en la parte superior del mástil y es fácil de manipular. Como en los anteriores, su tela, confeccionada en lona y poliéster, se mantiene tensa gracias a un armazón compuesto por múltiples varillas.
Entre los parasoles de mástil fijo, destacan los fabricados con cubierta de rafia, fibra natural de popularidad creciente en nuestro país. Este derivado de la palma de nombre homónimo (Raphia farinifera), endémica de Madagascar, se distingue por su resistencia al viento y la radiación solar, la ligereza de sus fibras y el valor decorativo de las mismas, diferentes en aspecto a cualquier tejido disponible en el mercado.