Desde que me di de alta en autónomos, he llevado todo el papeleo de forma autónoma, valga la redundancia. Sé que muchos de mis colegas prefieren confiar en una asesoría, y lo entiendo porque a menudo son trámites pesados, pero también riesgosos, ya que un error en un trámite puede suponer mucho trabajo. Yo me tomo toda la burocracia del autónomo justamente como parte de mi trabajo.
La ventaja en mi caso es que no empecé con mucho volumen de trabajo al principio lo que facilitó que los trámites fueran bastante sencillos. Lo cierto es que en algún momento dudé de si lo mejor era buscar Abogados en Vigo antes de lanzarme a hacerlo todo yo de forma independiente. No se puede decir que sea justamente un “genio de las finanzas”. Yo soy de letras puras y todo lo que huela a matemáticas y números me da dolor de cabeza. Pero, por otro lado, siempre me ha gustado hacer las cosas a mi manera sin pedir ayuda. De hecho, sacaba buenas notas en matemáticas, pero a base de currármelo mucho, más que la mayoría.
Así que cuando hice los primeros trámites y vi que no era tan complicado me animé a seguir, incluso les he empezado a coger cariño. Porque una vez que haces tus propias declaraciones te sirve para coger más conocimiento sobre tus propias finanzas lo que siempre es útil. Y en caso de problemas, también sabes a qué atenerte. Por eso algunos colegas que nunca han entregado una declaración trimestral no saben muy bien de qué va todo y han de fiarse siempre de sus asesores.
Yo tengo de alguna manera las espaldas cubiertas en caso de problemas porque conozco buenos Abogados en Vigo que me podrían ayudar en caso de que lo necesitase. Porque, eso sí, con Hacienda no se juega y siempre te puedes meter en líos si haces algo mal a propósito. Incluso en ocasiones te metes en problemas sin querer, por desconocimiento, así que es práctico saber a quién acudir en caso de que necesites una ayuda extra.