¿Cuáles son los principales tipos de confección para cortinas?

Las posibilidades decorativas de una cortina son prácticamente ilimitadas, y esa diversidad se aprecia en los distintos tipos de confección que pueden utilizarse en este producto: fruncida, ondulada, con presillas, de arandelas, etcétera. Conocerlas en profundidad es un primer paso para aumentar el valor decorativo de cualquier cortina.

 

Con toda seguridad, la confección con presillas es una de las más utilizadas. De ahí que la demanda de modelos de presillas para cortinas sea tan elevada. Estos permiten mantener unida la cortina a la barra sin necesidad de practicar orificios en la tela. Se utiliza en dormitorios infantiles, salones y otros espacios, si bien únicamente es compatible con barras, no con rieles.

 

El fruncido de la tela, por su parte, es otro tipo de confección de estilo elegante y tradicional que se emplea con éxito en cortinas de salón. Compatible con barras y rieles, el fruncido mantiene ambos ocultos y puede llegar a armonizar con otros adornos de estilo similar.

 

De apariencia más sofisticada y moderna son las trabillas, unos pliegues en la parte superior de la cortina que facilitan su unión a la barra de manera similar a las presillas. Estéticamente, las cortinas así diseñadas muestran unas marcadas líneas verticales, que se adaptan bien a decoraciones minimalistas y nórdicas.

 

La cortina de ondas perfectas se caracteriza por su estilo airoso y equilibrado, apto para toda clase de interiores. Dos son sus principales desventajas: requiere una mayor longitud de tela —pues los pliegues son más voluminosos que en la cortina fruncida— y un sistema de fijación a la barra o el riel más complejo. Además, la tela de la cortina debe ser de una única pieza para lograr una caída satisfactoria.

 

Pero el tipo de confección más utilizado es con ollados o aros en su parte superior, por los que se introduce la barra. Aunque su estética no sea la más glamurosa, es la solución más simple, económica y fácil de instalar y de mantener.