Efectos secundarios

Siempre que me hablan de efectos secundarios en una reunión sobre mi enfermedad yo respondo con un “lo que me interesa más son los efectos primarios”. Y mis médicos se sonríen porque ya conocen mi peculiar sentido del humor.

Cuando me diagnosticaron cáncer de próstata pasé por todos los estadios que se puede pasar: incredulidad, rabia, desesperación, aceptación… y vuelta a la incredulidad. Pero lo bueno de mi carácter es que paso por todo muy rápido. Tras unos meses logré estabilizarme, gracias también al apoyo familiar y de mis médicos.

Teniendo en cuenta la situación que atraviesa mi enfermedad, se me suele proponer algún que otro ensayo cáncer metastásico de próstata: se trata de buscar tratamientos alternativos probando nuevos fármacos que todavía no tienen un amplio recorrido práctico. Yo me suelo conformar con que, por lo menos, hayan sido probados primero en ratones. “Primero los ratones y luego yo”, suelo decir.

Nadie quiere hablar del tiempo que me queda, y yo tampoco estoy muy por la labor, pero mientras pueda he decidido que agotaré todas las vías para intentar vivir más tiempo o, quién sabe, superar la enfermedad. Pero todo hay que decirlo: estos ensayos clínicos tienen sus riesgos pero siempre son unos “riesgos controlados”. Hubo un tiempo en el que lo ensayos eran mucho más agresivos y nadie sabía muy a que se exponía, pero eso ya no se da en la actualidad.

Por eso cuando llega el momento de hablar de los efectos secundarios yo, normalmente, hago el gesto de fumar y el médico se ríe: saben que fui un gran fumador, siempre fue mi primer vicio confesable que tuve que dejar cuando se manifestó la enfermedad. Es una forma de decir que no hace falta que hablen de efectos secundarios porque yo, como ex fumador, ya sé mucho del tema.

Aunque hasta ahora el ensayo cáncer metastásico de próstata en el que he participado no ha tenido el éxito que esperaba, yo sigo insistiendo y confiando en los médicos. Ellos me han dicho que todavía queda tiempo para sacar conclusiones. Y yo espero… fumando un cigarrillo imaginario.