Me gustan las flores 

Llegamos a Vigo hace unas semanas, emocionados por pasar un tiempo en la ciudad olívica de la que tanto nos había hablado nuestro compañero de clase. Nada más llegar, nos pusimos en contacto con él y nos invitó a una fiesta familiar en casa de sus padres en la costa. 

 

Nos hacía mucha ilusión, pero no teníamos nada que llevar como regalo. Preguntamos a nuestro compañero de clase qué podíamos llevar, y nos dijo que sus padres no necesitaban nada, pero que podíamos llevar vino o aceite de oliva. Nos alegramos de poder llevar algo, así que fuimos al supermercado y compramos una botella de vino y otra de aceite de oliva, pero nos parecía poco. 

 

Preguntamos al recepcionista del hotel dónde podíamos encontrar una buena tienda, y nos recomendó una floristería justo al lado. Entramos y encontramos un precioso ramo de flores. Estábamos muy contentos con nuestro hallazgo, y sabíamos que la fiesta sería aún mejor ahora que teníamos un regalo para los padres de nuestra compañera.

 

La Floristeria Vigo, que así se llamaba, era increíble. Había ganado todo tipo de premios y parecía la mejor de la ciudad. Le pregunté al chico que trabajaba allí cuáles eran sus flores favoritas, y me dijo que le encantaban los lirios. 

 

Así que compré una docena de lirios y los llevé a la fiesta. Al anfitrión se le iluminó la cara cuando los vio y nos dijo que también eran sus flores favoritas. Fue el regalo perfecto, y nos lo pasamos muy bien hablando con su familia y amigos.