Adam Madrid

No muy lejos de mi casa ha abierto una nueva tienda de batidos 100% naturales pero no sé cómo les va a ir, ya había un local así en un barrio cercano al mío pero no es que le fuese demasiado bien ya que tuvieron que cerrar bastante rápido a causa de no tener los clientes suficientes. Esa clase de tiendas hay que abrirlas en sitios específicos, porque de lo contrario estarán abocadas al fracaso. El mejor lugar que se me ocurre para poner un local de batidos de este tipo es al lado de un gimnasio, que hoy en día están tan de moda, la gente que va a los gimnasios es gente que por norma general trata de cuidarse y un zumo natural a la salida del gimnasio es un complemento estupendo para después de los entrenamientos. Pero la gente que abre este tipo de negocios solamente piensa en los beneficios que podría sacar en un futuro y no piensa en la ubicación que debe de tener, la ubicación de tu negocio es esencial para poder tener un volumen de clientes apropiado para no tener que cerrar nada más abrir. 

La idea de abrir una tienda de zumos 100% naturales ya se le había ocurrido hace casi quince años a la hermana de uno de mis mejores amigos, pero no pensó demasiado bien donde colocaba su tienda. La tienda de zumos estaba bastante cerca de una calle peatonal, pero estaba en una callejuela en la que no pasaba demasiada gente y en muy poco tiempo tuvo que cerrar la tienda que tantas esperanzas le había generado en un principio.

Antes de abrir ningún negocio todo el mundo debería de hacer un estudio para saber la afluencia de gente en la calle que se vaya a escoger para abrir tal negocio, pero casi nadie se molesta en saber esa clase de cosas. Personalmente a mí nunca se me ocurriría abrir un negocio en un sitio al azar, previamente me habría informado previamente de cómo es la zona que he escogido y de cuánto tránsito de gente tenga la zona. La ubicación de los negocios es algo crucial.

Aunque la expresión ‘quedarse de Rodríguez’ o ‘estar de Rodríguez’ se popularizó con algunas películas españolas de los años 60 y 70 la primera vez que yo entendí lo que significaba el asunto fue con ‘La tentación vive arriba’ una película de Billy Wilder con Marilyn Monroe. Aunque no es la mejor del director austríaco ni de lejos, pasó a la historia por algunas escenas protagonizadas por la joven actriz que empezaba a forjar su leyenda. 

En la película, el protagonista despide a su mujer y su hijo que se van a disfrutar del verano mientras él se queda en Nueva York trabajando y pasando calor… Y cuando entra en escena su nueva vecina, la temperatura se dispara. 

Ahora que yo he vuelto a casa para trabajar unos días y me encuentro con una ola de calor me he acordado de aquel tipo de la película. Desde luego, yo no tengo a Marilyn de vecina, pero, por lo demás, me siento el típico Rodríguez que no sabe muy bien qué hacer después de trabajar. 

De cualquier manera, los tiempos han cambiado. José Luis López Vázquez no sabía freír un huevo. Yo soy el que suele cocinar en casa o el que hacer la compra. Pero, aun así, no es lo mismo. Ayer fui al supermercado a hacer la compra. Y además de los típicos productos que siempre tengo que comprar como Leche Entera sin lactosa o yogures, también pensé en ‘echar una canita al aire’: comprarme la típica comida rara o no excesivamente saludable que nunca metería en el carrito de estar mi mujer y mi hijo aquí. A falta de Marilyn, una buena lasaña. 

Cuando todavía era un estudiante y mis padres me dejaban solo en casa algunos fines de semana, lo pasaba pipa, aunque tuviera exámenes y hubiese que estudiar. Hasta ir al supermercado a comprar mi Leche Entera sin lactosa era interesante: me sentía independiente y relajado. Pero ahora es diferente: estar de Rodríguez es aburrido y no sé qué hacer. Solo espero que acabe la semana y que vuelva mi familia… y que baje la temperatura.

Mucha gente cree que una persona que no suele hacer algo por norma general no lo sabe hacer, y no saben lo equivocados que están. Mucha gente no demuestra sus capacidades más que nada por no enseñar sus cartas a otras personas. A mí me pasa algo parecido, casi nunca cocino, pero eso no es porque no sepa hacerlo sino porque como ya tengo quien me haga la comida ¿por qué voy a tener que cocinar si ya me lo hacen? Muchos de mis amigos se creen que no sé ni llenar un vaso con leche central asturiana. Pero el resto de mis amistades no se dan cuenta de que no hago gran cantidad de cosas para que no me manden hacerlas, si la gente cree que no se hacer las cosas no me van a pedir que haga nada para ellos. Pero hay uno de mis amigos que sabe perfectamente lo que hago y a él no se la puedo colar y además sabe que lo que hago por lo menos intento que quede perfecto. Puede parecer que soy un vago y que no quiero hacer nada pero no es así, con los años he aprendido que si demuestras que sabes hacer de todo, el resto de la gente te pedirá de todo y eso te quitará mucho tiempo para ti. Esa es la principal razón por la que escondo mis cartas, para tener tiempo para mi, no hay ningún otro motivo.

El tiempo personal e muy importante, por lo menos para mi, y no quiero que el resto de la gente que me rodea disponga de mi tiempo a su antojo. El tiempo es mío y voy a disponer de él como me venga en gana, si quiero gastar mi tiempo en ayudar a alguien será porque yo lo he decidido así y no porque otro lo quiera.

Estoy de acuerdo con que cada uno haga lo que quiera con su tiempo, pero lo que no se puede consentir es que el resto de la gente quiera disponer del tiempo de los demás a su antojo.